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Nadie libera a nadie, ni nadie se libera sólo. Las personas se liberan en comunión.

domingo, 13 de septiembre de 2009

MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PEDAGOGÍA




Los medios transmiten continuamente torrentes de información que fluye entre las personas y que es percibida por éstas de manera indiscriminada. Es normal que se hable en las últimas décadas de un consumo salvaje de datos potenciado por gigantes como Internet o la televisión, sin despreciar por supuesto el poder de otros soportes como la prensa o la radio. La publicidad, la difusión de un periodismo cada vez menos imparcial y la enorme e incontrolada cantidad de datos que alberga Internet son, a mi parecer, los principales problemas a los que nos enfrentamos los educadores de cara a socializar a las personas en un mundo rodeado de medios de comunicación.
No hay que menospreciar nunca el poder de manipulación y condicionamiento que tienen los mensajes que continuamente llegan a nosotros a través de los medios, y esa es la primera de las referencias a las que nos tenemos que agarrar y la base sobre la cual se habrá de trabajar. Es evidente pues, que lograr desarrollar una capacidad crítica y reflexiva ante los medios es el objetivo fundamental de cara a contrarrestar los efectos perniciosos (que no son todos) de los medios de comunicación sobre las personas. Si realmente queremos formar personas libres y críticas, se hace necesario desarrollar en éstas, habilidades que les permitan: seleccionar aquello que realmente interesa, conocer las estrategias que utilizan los distintos medios para seducir a la población, reconocer que se esconde detrás de cada proceso de comunicación…
Por citar algún ejemplo, me refiero en estos casos a la capacidad que tiene la publicidad de vendernos algo, de convencernos, de manipularnos. O me refiero también a las inclinaciones u orientaciones de algunos medios (canales, periódicos, emisoras de radio…) que sesgan la realidad, en ocasiones, de manera desmesurada, y siempre con una única finalidad, defender el propio punto de vista. Aspecto éste que, en periodismo, está a la orden del día, y que rompe con los principios deontológicos y éticos de la propia profesión.
¿Cuáles serían los objetivos específicos a tener en cuenta? ¿De que manera se posibilita a las personas para ser realmente críticas y reflexivas? Pues bien, podríamos hablar, de una forma metafórica, de dotar a las personas de filtros que les permitiesen seleccionar la información de manera adecuada. Estos filtros actuarían de tal forma que el sujeto fuese capaz de retener lo verdaderamente importante y desechar aquello que pudiese catalogarse de irrelevante o, por que no, de subjetivo. Ya que nos encontramos en numerosas ocasiones con informaciones parciales, arbitrarias e incluso improcedentes. Por lo tanto, la adquisición de este tipo de filtro del que se habla, se me antoja absolutamente necesaria de cara a formar personas objetivas, críticas y reflexivas ante la información que se les transmite. Se trata en primer término de poner en alerta a las personas, de programarlas de tal manera que no sean propensas a la manipulación.
Se trata pues de hacer visible lo invisible, de hacer consciente lo inconsciente, porque es de esta manera como suelen actuar los medios sobre nuestras conductas y pensamientos.


Javier Guerra Juiz (Licenciado en Pedagogía)