Actitud y/o valor que fomenta el respeto, la comprensión, aceptación y reconocimiento de distintas concepciones, opiniones, valores, creencias, costumbres, actitudes... con la finalidad de conseguir o lograr una buena convivencia y un bienestar individual y social a través del conocimiento mutuo, siempre y cuando cada individuo mantenga su propia identidad, sin llegar a adoptar actitudes de sumisión o posicionalismos extremos.
Toda actitud tolerante ha de tener unos límites marcados por los propios Derechos Humanos Universales y Las Libertades Fundamentales. Es un valor que debe incluirse en el repertorio de valores de cualquier ciudadano, enriqueciendo tanto a la sociedad como al propio individuo.
La tolerancia no sólo es respetar y aceptar sin más aquellas ideas, valores o costumbres que son contrarias a las nuestras, sino que se hace completamente necesario una actitud también de comprensión y reconocimiento que sólo se consigue a través del conocimiento del otro, es decir, para poder comprender por qué las personas piensan o actúan de determinada manera primero hay que conocerlas, saber un poco a cerca de sus culturas, de sus formas de vida. Del mismo modo, no pensamos que esa actitud que hay que adoptar sea de sumisión al otro, de completa indiferencia, sino que debemos intentar comprender, interrelacionarnos los unos con los otros, y siempre manteniendo nuestra propia identidad. Es preciso estar en desacuerdo del asimilacionismo, de que la cultura minoritaria asimile la dominante. No queremos una sociedad homogénea.
Pero, ¿quién o qué marca el límite?, es decir, ¿todo es igualmente respetable? ¿Podemos tolerar una lapidación?, y ¿una manifestación de personas que defiende los actos de la banda terrorista ETA?, ¿y costumbres que pongan en evidencia la escasa participación social, política y económica de la mujer?.
Ante diversas dudas surgidas, al final creímos oportuno recalcar la importancia del respeto a los Derechos Humanos Universales. Entretanto, no se debe tolerar aquellos actos que los violan o los vulneran, aunque formen parte de su repertorio cultural. Sin embargo, se sabe que éstos Derechos Humanos han sido creados bajo una perspectiva occidental, dejando al margen al resto del planeta, pero aun así consideramos que son fundamentales para cualquier individuo con independencia de su nacionalidad u origen.
El valor de la tolerancia debe aprenderse, y más ahora, cuando los flujos migratorios están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Además no podemos perder de vista que en nuestro país, España, impera la democracia, con lo cual, el respeto y la comprensión hacia los demás es fundamental.
Toda actitud tolerante ha de tener unos límites marcados por los propios Derechos Humanos Universales y Las Libertades Fundamentales. Es un valor que debe incluirse en el repertorio de valores de cualquier ciudadano, enriqueciendo tanto a la sociedad como al propio individuo.
La tolerancia no sólo es respetar y aceptar sin más aquellas ideas, valores o costumbres que son contrarias a las nuestras, sino que se hace completamente necesario una actitud también de comprensión y reconocimiento que sólo se consigue a través del conocimiento del otro, es decir, para poder comprender por qué las personas piensan o actúan de determinada manera primero hay que conocerlas, saber un poco a cerca de sus culturas, de sus formas de vida. Del mismo modo, no pensamos que esa actitud que hay que adoptar sea de sumisión al otro, de completa indiferencia, sino que debemos intentar comprender, interrelacionarnos los unos con los otros, y siempre manteniendo nuestra propia identidad. Es preciso estar en desacuerdo del asimilacionismo, de que la cultura minoritaria asimile la dominante. No queremos una sociedad homogénea.
Pero, ¿quién o qué marca el límite?, es decir, ¿todo es igualmente respetable? ¿Podemos tolerar una lapidación?, y ¿una manifestación de personas que defiende los actos de la banda terrorista ETA?, ¿y costumbres que pongan en evidencia la escasa participación social, política y económica de la mujer?.
Ante diversas dudas surgidas, al final creímos oportuno recalcar la importancia del respeto a los Derechos Humanos Universales. Entretanto, no se debe tolerar aquellos actos que los violan o los vulneran, aunque formen parte de su repertorio cultural. Sin embargo, se sabe que éstos Derechos Humanos han sido creados bajo una perspectiva occidental, dejando al margen al resto del planeta, pero aun así consideramos que son fundamentales para cualquier individuo con independencia de su nacionalidad u origen.
El valor de la tolerancia debe aprenderse, y más ahora, cuando los flujos migratorios están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Además no podemos perder de vista que en nuestro país, España, impera la democracia, con lo cual, el respeto y la comprensión hacia los demás es fundamental.
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